Aprender a respirar
DÃas cargados de vida. La luz recorrÃa sus células, pues eran su alimento. Se paseaba por las calles, intentando captar cada brizna nueva que le traÃa el aire. Su olfato se desarrollaba a medida que aprendÃa a inhalar los fragmentos de información que alrededor de su ser flotaban.Se dejaba llevar por las fragancias que impregnaban el ambiente de sensaciones nuevas.
Aprendió que jugando con la respiración su mente se acallaba, a la vez que su atención incrementaba. ¡Oh, acallar la mente! Qué grandioso placer el ser libre de ese molesto 'yo' que juzga, nos acobarda, que nos hace creer que somos importantes y necesarios, cuando en realidad somos células de un ser más grande, a quien llamamos Tierra. La voz interna que hemos construido a base de creencias heredadas de nuestros maestros, padres, amigos, nos separa de lo que realmente somos, parte de un universo mágico, un mundo sin fin. Somos parte de un ser maravilloso, enorme. Eres todo lo que te rodea, pues cuando la pequeña concienca que se nos ha dado vuelva a la tierra, el cuerpo que se nos ha prestado volverá a ser consumido por la Tierra. Nos convertiremos en hongos, moscas, gusanos, y volveremos a ser parte de lo que siempre fuimos, un ser eterno, abrumador, absolutamente inexplicable.
Asà como las células de tu piel forman la capa que protege tu cuerpo del exterior, los seres humanos somos células de un ser más grande. Asà como nuestras células son incapaces de comunicarse con el cuerpo a nivel verbal, nosotros no nos podemos comunicar con el gran ser que habitamos con el lenguaje que utilizamos para mantener una conversación con otro ser humano. Pero podemos sentir ese ser magnánimo que se extiende más allá de nuestros pies. Puedes sentir que ese ser está vivo, y desprende emanaciones de energÃa. Puedes sentirte parte de él, y puedes demostrarle afecto en cada acto que realices. Olvida tu pequeño 'yo' interior y déjate envolver por la gran concienca de ser donde habitas. Los efectos del placer y la satisfacción que puedes llegar a experimentar no tienen lÃmites.
duhnn