Déjate llevar
¿Dónde me llevas?
Silencio, sÃgueme.
No pude hacer otra cosa que callar y seguirla.
Caminaba con paso firme. Irradiaban de su piel destellos azules y blancos. Los zarzales se encogÃan al verla llegar para no arañarla. Los pájaros, posados en las ramas, observaban el balanceo de ese hermoso ser que se deslizaba suavemente entre los árboles, posando sus delicadas manos en las cortezas. Estos, al ser acariciados por las llemas de sus dedos, se estremecÃan desde las raÃces a las puntas de las hojas, creando una sinfonÃa entremezclada de placer y clamor.
Se dió la vuelta y fijó los ojos en mi. No podré olvidar jamás esa mirada, pues todo cobró sentido en un instante. Aún siento en el pecho lo que me transmitió sin palabras, el maravilloso regalo que depositó en el más profundo recodo de mi ser, lo que despertó y desencadenó en un instante en el que el tiempo dejó de existir, donde sólo habÃa verdad.
Todo está donde debe estar.
duhnn