Ella
En medio de la espesura, sólo podÃa ver la inmensidad de la selva en la que se encontraba. No sabÃa cómo habÃa llegado allÃ, ya que su último recuerdo era estar paseando por las calles de Newthram.
La humedad era insoportable, los insectos revoloteaban alrededor suyo, en busca de alimento. Aquellos diminutos seres que pululaban entre los árboles parecÃan estar observándole, buscando el momento oportuno para sustraerle algunas gotas de sangre.
Caminó sin rumbo intentando orientarse, pero todo lo que podÃa ver era vegetación, algún que otro lagarto parpadeando muy lentamente, y algunas aves que surcaban el cielo, oteando desde las alturas buscando sustento.
Mientras observaba aquellos pájaros, sus oÃdos le alertaron: no estaba sólo en ése lugar.
Con prudencia dio unos pasos atrás. Se quedó inmóvil, intentando que su corazón dejara de latir tan frenéticamente como lo hacÃa. Sin apenas hacer ruido, trepó a un árbol.
- ¿Por qué tienes miedo? - Escuchó.
La voz era cálida y dulce, femenina.
- Has sido elegido de entre muchos. Voy a ser tu guÃa.
SabÃa que no procedÃa de ningún lugar en concreto aquel susurro tan sutil.
- Quiero que cierres los ojos y te reúnas conmigo. -
Era tan cautivadora y sincera esa voz, que no dudó en hacerlo.
Primero unicamente habÃa oscuridad, pero transcurridos unos segundos, comenzó a dibujarse una bella forma en la negrura. SabÃa que aquellas palabras procedÃan de la figura que ahora podÃa discernir.
- Pocos son los afortunados que son reclutados para emprender éste viaje. Cuando cierres los ojos podrás encontrarme, pero sólo acudiré si me llamas. El mundo que conoces no es más que una prolongación de tu mente. Si encuentras la salida, te mostraré las maravillas que te rodean y aun no puedes ver. El escenario está dispuesto. Abre los ojos.
El mundo a su alrededor volvió a ser el mismo. Las calles, las tiendas, todo parecÃa normal. Pero ahora tenÃa un propósito, algo que lograr. Comprendió porqué habÃa sido siempre un vagabundo.
duhnn