El libro del árbol mágico
Aquel libro no era de este mundo, pertenecÃa a un reino antiguo, donde los dragones descansaban sobre montañas de oro, un mundo donde los duendes y los ogros corrian salvajemente en las noches en las que no habÃa luna. Ese libro mágico habÃa salido de un lugar donde hechizos y encantamientos brotaban de las bocas de poderosos magos que portaban bastones y sombreros picudos. Magos de largas barbas blancas, eruditos, sabios y portadores de conocimiento.
Lo encontró en una de sus escapadas al bosque de Capellut.
Tras pasar horas buscando las tan valoradas y bien pagadas semillas de knituk dió con un robusto árbol que rondaba los mil años. Como era costumbre en Capellut, a los árboles se les saludaba por su nombre, pero como no recordaba exactamente el nombre de todos los ancianos 'echaraÃces', como algunos les llamaban, se limitó a inclinar un poco la cabeza al pasar por su lado.
'Vaya humanos maleducados hay por estos parajes hoy en dÃa. Ya no se dignan ni a saludar a las criaturas ancestrales que protegen y cobijan el bosque, a quienes impregnan el aire de oxÃgeno y regalan semillas para nutrir a roedores, alados silvadores, y cosquilleantes insectos.' - dijo una robusta voz, profunda como un pozo y ancestral como una catedral.
Se quedó callado e inmóbil, pues no sabÃa qué contestar a tan ciertas y rotundas palabras.
Al girase hacia donde venÃa la voz, algo en su interior le hizo saber que todo iba a cambiar a partir de ese dÃa.
'Acércate, vas a hacer algo por mi. Como verás, estoy aquà plantado y mi movilidad es reducida. Si fuera capaz de levantar las raÃces del suelo y marchar como antaño hacÃan mis hermanos, créeme que no dudarÃa un instante en comenzar a desplazarme. Vas a llevar este libro a un recóndito lugar, pues asà está escrito que debe ser. De momento, sólo ocúltalo hasta que el cuervo de dos picos se pose en tu balcón con más instrucciones. Y recuerda, no abras este libro bajo ningún concepto.'
Asà comenzó su viaje a través de mundos donde las palabras dejan de tener significado, donde la imaginación se mezcla con la dulce locura, donde la magia no tiene lÃmites ni hay un fin para la realidad.
Continuará...
Semillas de knituk: Flores que según comentaban los antiguos del lugar, atraÃan a las hadas y a los gnomos de pies grandes, pues sus flores desprendÃan un aroma tan dulce y enternecedor, que eran irresistibles para estas mágicas criaturas.
duhnn