En la conciencia acrecentada
El camaleón se posó en la rama y dejó volar su imaginación.Empezó a imaginar figuras de colores. VeÃa los árboles como seres vivos que se abalanzaban y mecÃan con el viento, ondeando sus ramas a merced del aire.
Se dejó llevar por esa sensación tan mágica, que iba acrecentándose y envolviéndolo. Notaba como esteras de luz le emanaban del cuerpo, generándole una sensación de paz incomparable.
El viento le susurraba palabras en los oÃdos. SabÃan que eran verdades, no podÃa negar ni tan siquiera una de las palabras que emanaban del aire y ahora podÃa oir. Notó como su cuerpo comenzaba a deshacerse, pues se mecÃa al unÃsono con la vegetación que habÃa a su alrededor.
Sin más, se cercioró de algo que siempre habÃa sabido en su interior: él no era tansolo el cuerpo que habitaba, sino todo cuanto veÃa era una prolongación de su ser, pues él en sÃ, sólo siendo un pedacito de esa conciencia enorme que se dibujaba a su alrededor, era también el ser eterno que da vida a todo cuanto existe.
duhnn