
Relatos de aventuras
Cuando despertó no sabía dónde se encontraba, ni cómo había llegado allí. Sólo recordaba haber estado tomando un té de regaliz, exquisitamente bueno por cierto, en la taberna de los pájaros.
El lugar era oscuro, y olía a humedad. El silencio alrededor era rotundo, penetrante, absoluto. No podía ver nada a su alrededor.
Se percató de que un hilo de luz entraba a unos diez metros de altura, sobre el nivel en que él estaba. Antes de siquiera pensar en alcanzar esa pequeña abertura, sabía perfectamente que no llegaría, que no estaba en ese lugar por casualidad. Ahora, debía encontrar la forma de salir de allí, y sabía que la aventura de conseguirlo, sería merecedora de un relato épico que algún día se escribiría en libros, y los lectores creerían que todo fue producto de la imaginación de un escritor...
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